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Pas-de-Calais: inaugurada la primera gigafábrica de baterías de Francia
Una enorme fábrica dedicada a las baterías para el sector del automóvil, pero que podría allanar el camino a otros proyectos.
A menos que el calendario vuelva a cambiar, en 2035 ya no será posible comercializar nuevos vehículos de combustión en toda la Unión Europea. Una decisión así no deja de tener consecuencias para nosotros como usuarios, pero también para los fabricantes y las empresas. Tendrán que adaptarse rápidamente, ya que su actividad actual dejará de existir dentro de unos diez años. En Francia, los poderes públicos han anunciado varios proyectos de gran envergadura para apoyar esta "transición", aunque quedan muchos interrogantes.
En Douvrin, en la región francesa de Pas-de-Calais, Bruno Le Maire, Ministro francés de Economía, acaba de inaugurar lo que podría llamarse la primera etapa de esta renovación industrial. Junto a él estaban Carlos Tavares, Director General de Stellantis (PSA-Fiat), Ota Källenus, Director General de Mercedes-Benz y Patrick Pouyanné, Director General de TotalEnergies. Tres grandes jefes que, evidentemente, no estaban allí por casualidad. En efecto, los tres grupos están detrás de la empresa conjunta ACC (Automotiv Cells Company), que está a la cabeza de esta nueva planta cuyas dimensiones son, cuando menos, impresionantes: 644 metros de largo por 94 de ancho y una altura máxima de 34 metros, mientras que la superficie total del emplazamiento abarca 34 hectáreas. ¿El objetivo declarado? Llegar a producir 2,4 millones de módulos de baterías al año para equipar 250.000 vehículos, con una capacidad de producción de 40 gigavatios hora, frente a "sólo" 13 (GWh) al principio.
Para la construcción de esta gigafactoría, ACC ha desembolsado la suma de mil millones de euros, pero las autoridades públicas han invertido la misma cantidad de dinero, y ahí es donde quizá radique el problema. Aunque Bruno Le Maire está encantado - "es la primera vez desde Airbus que creamos un sector industrial en Francia "-, se cuida de no señalar que, para cumplir un calendario más político que económico, se ha visto obligado a importar masivamente máquinas de China, o cuando la reindustrialización francesa encarga innumerables productos que podrían perfectamente fabricarse en Europa... ¡sólo que no en el plazo previsto! Pero ese no es el único problema, y los propios inversores esperan sentir el pinchazo: "Tenemos que aprender a fabricar baterías en grandes volúmenes, y vamos a tropezar, pero es un paso importante ", explica Carlos Tavares.
Después de la planta de Douvrin, ACC tiene previstas otras en Alemania e Italia, con una capacidad total de producción de 120 GWh. En la misma línea, competidores como la francesa Verkor y la taiwanesa Prologium abrirán sus propias plantas, también en la región de Hauts-de-France. En todos los casos, se trata de fabricar baterías para la industria automovilística. Esperemos, por supuesto, que este loable esfuerzo de reindustrialización implique también al mundo de la informática, con la cuestión clave de las baterías para portátiles y smartphones, pero también y sobre todo la cuestión vital de los semiconductores, de los que Europa es un gran consumidor pero muy poco productor.